El Reino de Marruecos se ubica al norte-oeste de África. El rey de Marruecos es Mohamed VI, que subió al trono en 1999, y hay un gobierno parlamentario bajo una Constitución de 2011. En Marruecos viven 32 millones de personas.
La capital es Rabat y su moneda oficial es el Dirham. A la ciudad marroquí Tánger le separan solo 10 kilómetros de la ciudad española Tarifa: están en el estrecho de Gibraltar y desde una costa se ve la otra.
Idioma
El idioma oficial es el árabe clásico, aunque cotidianamente se habla en dariŷa (el árabe marroquí) y bereber: dariŷa hablan los de etnia árabe, y bereber los de etnia bereber. La mayoría de los bereberes proceden de la zona del Rif, el Atlas y el Souss. Además se habla francés como segunda lengua, y algunas personas hablan el español y el inglés.
El árabe es un sistema de escritura consonántico que nace hacia los siglos IV-V d. C. La dirección de la escritura es de derecha a izquierda. El alifato (alfabeto árabe) contiene veintiocho caracteres. El sistema de vocalización es relativamente simple, ya que utiliza tan solo las vocales a, i, u y consiste en escribirlas encima o debajo de la consonante que precede a la vocal, más un signo indicativo de la ausencia de ella.
Religión
La religión oficial del territorio marroquí es el Islam. El día a día está marcado por la llamada a las cinco oraciones; el encargado de realizar los cinco avisos es el moaddin. En el noveno mes del calendario musulmán se celebra el Ramadán. Es un periodo en el cual los seguidores de la religión islámica ayunan y no beben ni siquiera agua, ni fuman desde que sale el sol hasta que se pone.
Las fiestas relacionadas con el calendario islámico:
- Ras el-Sana, 1 de Muharram (es el año nuevo musulmán).
- Aid el-Muld, 12 de Rabi Auel (conmemoración del nacimiento de Mahoma).
- Aid el-Seguir, 1 de Chual (fin del Ramadán).
- Aid Kebir, del 10 al 13 de Du Alhaya (conmemoración del sacrificio de Abraham).
Gastronomía
La gastronomía de Marruecos proviene de las tribus nómadas bereberes, de las que procede la tajine, una olla de barro con tapa en forma cónica, y el uso de miel, habas, lentejas, garbanzos o sémola de trigo. Hay influencia persa en el uso de las especias, el gusto por combinar sabores dulces-salados, la utilización de dátiles y nueces, y los dulces elaborados. La influencia española se ve en el uso de los cítricos y el aceite de oliva. Uno de los alimentos más consumidos en Marruecos es el couscous (granos menudos de sémola de trigo cocidos al vapor). La bebida nacional es el té a la menta azucarado. Es también un símbolo de hospitalidad y cuando se ofrece en casa, se ponen algunas tazas de más por si llegaran más invitados. Muchos marroquíes son musulmanes, por lo que no comen cerdo ni beben alcohol.
Música
En Marruecos hay música de muchos estilos. El chaabi (en árabe significa ‘música popular’) es muy característico especialmente del norte, y hereda la música áraboandalusí del XIII y XIV. Se canta en dariŷa, es alegre y vivo, muy utilizado para bodas y todo tipo de festejos o en mercados y cafés. Otro de los estilos marroquíes más apreciados es el gnaoua, en el sur, una mezcla de sonidos árabes con ritmos del África negra de Senegal, Mali y Guinea. Usan la percusión del tbal y un instrumento llamado querqbat, que son una especie de castañuelas metálicas. También se puede escuchar el rai, originario de la ciudad de Orán, en la vecina Argelia. Tiene orígenes bereberes con una influencia de la música occidental. Sus temáticas reflejan los problemas de la sociedad magrebí en general y especialmente de su juventud (amor, marginación social, migración, alcohol, drogas).
Familia
La familia es el elemento más importante de la sociedad marroquí. Es una fuente esencial de reputación y proporciona el apoyo psicológico y económico necesario. La poligamia es legal (un hombre puede tener hasta cuatro mujeres), aunque apenas se practica porque en 2004 se aprobó el Código de la Familia de Marruecos (Mudawana), ley que legitima a la esposa sobre la decisión del marido de contraer un nuevo matrimonio. Las bodas son un acontecimiento muy importante y duran dos días: durante el primer día las mujeres de la familia se reúnen para cantar y bailar, y decoran las manos y los pies de la novia con henna (un tinte rojo vegetal); el segundo día, las familias del novio y de la novia celebran la boda juntos.
Costumbres
En la sociedad árabe tradicional, los mundos en los que se mueven mujeres y hombres solían estar separados, los hombres dominaban la vida pública y familiar, mientras que las mujeres estaban limitadas a las labores domésticas. Hoy en día, sin embargo, muchas mujeres marroquíes trabajan fuera de la casa. Las mujeres de origen bereber tradicionalmente han disfrutado de más libertad, trabajando y participando en la vida social. En el sur existen tribus nómadas que viven en el desierto, asentados en oasis o zonas con recursos acuíferos y algunos viven en tiendas en las zonas altas, y viven del pastoreo.
El estilo de vestir occidental está muy extendido en Marruecos. La ropa tradicional de los hombres se denomina chilaba; se trata de una túnica holgada, hasta los tobillos, con capucha. Para las ocasiones especiales, los hombres también visten un sombrero rojo llamado tarbush más conocido como fez. Casi todos los hombres usan babuchas, zapatos blandos sin suelas, por lo general amarillos. Las mujeres suelen llevar sandalias, a menudo con aseguradores dorados o plateados. La diferencia entre una chilaba y un caftán es que la chilaba tiene una capucha, mientras que el caftán no la tiene.
Las chilabas para mujeres son de colores brillantes con estampados, costuras o adornos, mientras que las de los hombres son más sencillas y de colores neutros. Normalmente los utilizan para eventos especiales, como bodas.
El hiyab es un código de vestimenta femenina islámica que establece que debe cubrirse la mayor parte del cuerpo y que en la práctica se manifiesta con distintos tipos de prendas. En sentido restringido designa una prenda moderna llamada velo islámico. En su origen se generaliza el hiyab entre las adeptas a la nueva religión musulmana como signo de dignidad recobrada: mostrar el cuerpo se relacionaba con la condición de mujer sometida al hombre —esclava o prostituta—. Actualmente en muchos casos es un signo de reivindicación cultural y femenina: mostrar que no se es una mujer objeto (se puede comparar con la estética del feminismo de prendas largas y holgadas, destinadas a ocultar el cuerpo a la mirada masculina).